martes, 21 de abril de 2009

Ninth Bomb

Krzysztof Wodiczko

Memoria y Testimonio



Asir el tiempo a través del testimonio y la memoria. Almacenar y recordar, archivar información, reconstruir el pasado y planear el futuro. La parte intangible del ser del hombre, está construída a partir de la memoria, la memoria que activa las funciones del cuerpo, la memoria que nos forma como seres sociales sea memoria colectiva o individual -de algún hecho histórico o simbólico-. La memoria es la ilusión de asir el tiempo. La ambición del hombre por poseer fragmentos del tiempo ha estado siempre, el arte es una forma de materializar el recuerdo o el testimonio. Ya sea de cuestiones personales como lo hace Tracey Emin, de una forma más abstracta como Song Dong o como el caso de Krzystof Wodiczko que a partir de experiencias urbanas concientiza al espectador sobre hechos históricos, acciones políticas y sus repercusiones. El apartheid, la frontera mexicana y la bomba nuclear en Hiroshima han sido algunos de los temas que ha abordado Wodiczko. A partir de proyecciones testimoniales sobre edificios emblemáticos Wodiczko  crítica sucesos políticos

Hiroshima

Las bombas nucleares de Hiroshima y Nagazaki son acontecimientos brutalmente traumáticos para la sociedad japonesa. Los objetos, las imágenes fruto del fotoperiodismo y las películas han intentado recrear y concientizar a la gente sobre el horror de la guerra y el cruento ataque a los civiles japoneses. Alan Resnais en Hiroshima mon amour, (Francia, 1959) ya nos había hecho partícipes del testimonio y el trauma de una pareja que ha vivido la guerra, en contextos distintos, en momentos distintos, unidos por una experiencia que de forma anacrónica vivieron.

A partir de la palabra, de los objetos, o los lugares la memoria puede expresarse. Por ejemplo las fotografías de Hiromi Tsuchida en las que presenta objetos dañados por los estragos de los bombardeos, la narración del recuerdo de los protagonistas de Hiroshima Mon Amour de Alan Resnais y Marguerite Duras y en este caso mediante lugares simbólicos que testimonian las repercusiones de la violencia y el poder de la guerra tras el bombardeo a la ciudad. De forma poética es que se recuerda Hiroshima, se intenta reconstruir un pasado que desea ser olvidado por su atrocidad pero que lucha por mantenerse en la memoria, el sufrimiento de aquella gente aún parece estar en vivo en Hiroshima. En uno de los edificios más importantes de la ciudad, el edificio que está justo a la orilla del río al que cientos de personas corrieron a refugiarse de los efectos de la bomba Kryszrtof Wodiczko proyecta sobre obre la piedra y la estructura de un edificio que aun queda tras el bombardeo a la ciudad  las manos de alguien que narra lo que vivió durante el ataque a Hiroshima, las manos son el principal elemento expresivo, las manos gesticulan el horror del relato, el horror contenido, la angustía y la impotencia por la muerte y la pérdida. El río causa un efecto interesante y bello, hace un espejo de agua respecto a las manos, el reflejo y la duplicidad.

En estas intervenciones de Wodiczko se maneja el testimonio, la arquitectura, la sociedad y la historia. La obra de Wodizcko es un vehículo metafórico que representa a una comunidad que ha sufrido las repercusiones de la guerra, es sin embargo una sociedad que se divide entre los que vivieron aquel acontecimiento y las nuevas generaciones ajenas al dolor del bombardeo. Se plantea también un conflicto generacional, la reflexión y la cicatriz de los acontecimientos no están presentes en la memoria de todos, los jóvenes parecen estar ajenos a la historia. Ya este conflicto generacional y sobre todo la alteridad -el ellos que sufrieron, que vivieron ahí y el nosotros, que no vivimos ni durante ese periodo ni en ese lugar- está planteado en el film de Akira Kurosawa Rapsodia en Agosto.

La obra de Wodiczko plantea una reflexión sobre el testimonio y la memoria a partir de conceptos tangibles, como la arquitectura, de conceptos muy expresivos y directos, como son las manos que representan no sólo a quién dió el testimonio sino también a todos aquellos que lo vivieron. La ausencia de rostros y definición de identidad permiten una especie de reflejo con el espectador. La obra activa a la reflexión. A través de la proyección y la narración del testimonio Wodiczko trata de asir un momento histórico, plantear la temporalidad y la historia y nuestra reacción frente a esto.

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